Por qué tus hábitos son tan importantes?

INCLUYE EJERCICIO PARA TRABAJAR TUS HÁBITOS. Los hábitos surgen porque nuestro cerebro siempre está buscando la forma de ahorrar esfuerzo. Muchas veces creemos que nos ponemos en acción por consecuencia de decisiones que tomamos a conciencia, pero resulta que no es así, nuestra rutina diaria no es más que un conjunto de hábitos. Resulta que los hábitos le permiten a nuestro cerebro “descansar”, por lo tanto este siempre intentará convertir toda nuestra rutina en un hábito.

Los hábitos no son un destino escrito, se pueden ignorar, cambiar o sustituir, si así lo quisiéramos. Aunque eso cuesta esfuerzo, claro. Cuando estamos bajo el efecto de un hábito, nuestro cerebro deja de participar al 100% de nuestras decisiones: este es el famoso “lo hice en piloto automático”.

Los hábitos, tanto malos como buenos, nunca llegan a desaparecer al 100%. Lo que hace que un hábito se ponga en marcha y la recompensa que este nos ofrece, sea buena o mala, siempre nos perseguirá de alguna manera. Esto explica por qué nos cuesta tanto crear hábitos de reemplazo, por ejemplo: si tenemos la costumbre de que al terminar de cenar nos sentamos en el sillón a mirar una serie, es justamente eso lo que hará que nos resulte muy difícil o complicado empezar a implementar cualquier otra acción cuando terminemos de comer (por ejemplo ordenar el comedor), simplemente porque ya tenemos un hábito incorporado. Lo que sí es posible hacer es dejar esas prácticas en segundo plano, creando un nuevo patrón (la nueva acción que queremos poner en reemplazo) hasta que se nos vuelva un hábito y podamos hacerlo sin pensar (como cuando terminamos de cenar y nos sentamos a mirar una serie, se entiende?).

Los hábitos pueden surgir casi sin darnos cuenta, o bien pueden ser construidos a conciencia. La mayoría de las veces surgen sin nuestro permiso e influyen más en nuestra vida de lo que imaginamos. Son tan fuertes que hacen que nos aferremos a ellos, incluso hasta podemos perder el sentido común.

Al aprender a observar nuestros hábitos, tratar de identificar qué lo detona y qué recompensa nos ofrece, es posible cambiarlos.

Por ejemplo, cuando yo tenía el mal hábito de fumar, me puse a pensar cuándo lo hacía con más “ganas”. Identifiqué que lo que detonaba mi hábito de fumar era la ansiedad. Los momentos en los que me sentía más ansiosa, por trabajo o lo que fuera, mi hábito era prender un cigarrillo. La recompensa que sentía al hacerlo era de tranquilidad, fumarme un cigarrillo para mí era un cable a tierra de algún modo, si bien finalmente eso no bajaba mis niveles de ansiedad, sentía que de algún modo la canalizaba. Claramente después me sentía mal y culpable por haber fumado ese cigarrillo, pero el primer sentimiento era de “canalizar ansiedad = tranquilidad”. Mi estrategia fue encontrar otro hábito que me permitiera sustituir esa costumbre (fumar) y que me ofrezca la misma recompensa (tranquilidad) ante ese detonante (ansiedad). Descubrí en la REFLEXIÓN la recompensa que buscaba. En momentos de ansiedad, tomo mi ejercicio de reflexión y pienso: ¿qué me genera ansiedad?, ¿por qué?, ¿hay variables que yo no controlo y por las cuales esta ansiedad no tiene sentido?, ¿qué cosas puedo hacer yo vinculadas a este tema que tanta ansiedad me genera en este momento? Las anoto, reviso la más importante y me la agendo para hacer apenas pueda. Si no hay nada que dependa de mi en ese momento, respiro profundo, lo acepto y me tranquilizo. Esta fue mi forma. Reemplacé mi hábito de fumar buscando un hábito que me ofrezca el mismo premio. Tardé un tiempo en detectar estas cosas, y tarde bastante más en construir el hábito, pero lo hice.

Por eso, ya verás que los hábitos pueden ser modificados en la medida que los analices y entiendas cómo se comportan.

Por eso, si tenés algún hábito que te gustaría cambiar, quiero que te preguntes:

  1. ¿cuándo se detona ese hábito, en qué momento?
  2. ¿qué premio obtengo al cumplir con este hábito?
  3. ¿qué siento o cómo me siento apenas se concreta el hábito?
  4. ¿con qué otra acción que me ofrezca la misma satisfacción puedo reemplazar este hábito?

Espero que este simple ejercicio te sirva para conocerte un poco más y puedas de a poco cambiar esos hábitos que en definitiva te molestan o consideres que no están sumando nada a tu vida!

Beso grande,

Naty

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